
¿Fútbol y Constelaciones Familiares? Sí: podemos establecer varias similitudes entre un partido de fútbol y un taller de Constelaciones Familiares que nos ayudan a comprender cómo se desarrolla en la práctica esta técnica terapéutica.
El fútbol es un deporte donde se enfrentan 2 equipos. Cada plantilla la conforman 22 jugadores, pero en el terreno de juego solo se enfrentan 11 futbolistas por cada equipo. Se desarrolla en el campo de juego de un estadio, donde hay un público que observa, anima, protesta, etc., y que de alguna manera participa indirectamente en el juego: cada espectador se emociona, resuena con el partido y le sale “el futbolista y/o el entrenador que llevamos dentro”. Cada equipo lo dirige un entrenador, que decide el once que saldrá al césped, cómo se posicionarán a priori, qué tareas tiene cada jugador… Según comienza el partido, el entrenador va “leyendo” cómo se comportan los futbolistas, cómo interactúan, etc.
En un taller de Constelaciones Familiares, la plantilla sería la familia del cliente y el equipo de la constelación serían los representantes que el paciente escoge de entre las personas que participan. A diferencia del fútbol, cada constelación tiene un numero de representantes que varía en función de las indicaciones del constelador (entrenador); además, el constelador casi siempre delega en el paciente la disposición inicial de los representantes en el “campo”.
Posicionados los “jugadores”, comienza el “partido” (constelación) del cliente: este se expone al desarrollo del “partido” con el propósito de que “gane” una experiencia de transformación psicocorporal que favorezca la solución del problema u objetivo planteado. El “público” (los demás miembros que no participan activamente en la constelación) contempla los fenómenos del ”espectáculo”. El “entrenador” (constelador), según la lectura de las interacciones de los representantes y el estado psicocorporal del cliente, sugiere cambios de posición, “nuevos jugadores” (representantes de otros componentes de los vínculos familiares) y “frases de solución” (palabras que propone el constelador que repita el cliente o representantes dirigidas a reconocer el enredo, resolverlo, provocar un cambio, intensificar una emoción, etc.), hasta el momento en el que el constelador considere que el partido “está ganado”, esto es, que el cliente experimente una experiencia que le proporcione fuerza y más posibilidades para resolver el asunto tratado.

Con cariño, Aga Umpiérrez