
Aquellas personas que tienen o han tenido plantas saben que cada una necesita su lugar adecuado, con su maceta adecuada, según la fase de crecimiento en la que está. En ocasiones hay que trasplantarla o cambiarla de lugar para que pueda seguir desarrollándose. Esto ocurre con cualquier organismo, empresa… aunque con ligeras variaciones.
En la familia llamamos lugares a las distintas etapas evolutivas dentro del continuo ciclo de nacimiento, desarrollo, creación y muerte. Como la planta a la que hacía mención, uno va ocupando distintos lugares en momentos diferentes: hijo, hermano, pareja, padre o madre… ¿Qué le ocurriría a la planta si está en una fase en la que necesita un trasplante o un cambio de lugar y no lo hacemos? Probablemente coincidiremos en que empezará a perder fuerza. A las personas nos puede pasar algo similar.
Las Constelaciones Familiares nos ayudan a encontrar y saber cuál es nuestro lugar, a digerir aquellas emociones que no pudimos expresar y que no nos permitieron ocupar nuestro lugar en otras fases de nuestra vida y nos influyen en la disponibilidad para ocupar el que ahora nos toca vivir.

Con cariño, Aga Umpiérrez